Como muchos ya saben, hace años comenzó a utilizarse un medicamento inicialmente indicado para la diabetes tipo 2 como método para perder peso: Ozempic.

El uso (o abuso) de este fármaco ha sido tan grande, especialmente en Estados Unidos, que muchas personas sin obesidad lo han utilizado simplemente para perder unos kilos de más. Esto ha generado problemas de abastecimiento para quienes realmente lo necesitan y ha impulsado el desarrollo de nuevas versiones destinadas a la pérdida de peso.
En España, actualmente están disponibles los siguientes medicamentos: Ozempic, Wegovy, Saxenda y Zepbound, todos ellos pertenecientes al grupo de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1R).
¿Cómo funcionan?
Los medicamentos que activan el receptor GLP-1R imitan esta hormona natural y producen los siguientes efectos:
Disminuyen el hambre → Actúan en el cerebro (hipotálamo) reduciendo la sensación de apetito.
Aumentan la saciedad → Hacen que las personas coman menos sin necesidad de forzarse.
Regulan el azúcar en sangre → Ayudan a controlar la glucemia.
Vamos, que hacen que el cuerpo “piense” que está lleno más rápido, lo que reduce la cantidad de comida consumida sin generar una sensación extrema de hambre.
¿Pero realmente funciona?
Sí, los estudios confirman que son eficaces para la pérdida de peso. Sin embargo, hay varios "peros" que no pueden pasarse por alto.
1- Efectos adversos
Comunes → Náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento.
Menos frecuentes pero graves → Pancreatitis, problemas renales, reacciones en el sitio de inyección y un posible aumento del riesgo de tumores tiroideos (según estudios en animales).
2- Tratamiento a largo plazo: La obesidad es una enfermedad crónica, por lo que debe tratarse como tal. No basta con un año de medicación y, en la mayoría de los casos, el tratamiento debe ser prolongado o incluso indefinido.
3- No es para todo el mundo: No solo no se recomienda para quienes no tienen obesidad, sino que no es adecuado para todas las personas con exceso de peso. Se debe evaluar caso por caso.
4- Baja adherencia al tratamiento: Según un estudio reciente, solo 1 de cada 7 personas continúa con el tratamiento después de dos años, y la mitad lo abandona antes de los seis meses.
5- Pérdida de masa muscular: Los expertos explican que entre el 12,5% y el 15% del peso perdido con estos medicamentos corresponde a masa muscular. Pero vamos, que no es noticia, en cualquier dieta hipocalórica entrenamiento de de fuerza hay una pérdida de masa muscular, te guste o no. De ahí la importancia de comenzar a realizar este tipo de entrenamiento y una alimentación adecuada, para que esa pérdida sea lo menor posible, o en el mejor de los casos, conservarla y mejorar su funcionalidad.
La clave: el cambio de hábitos
Para que estos medicamentos sean realmente efectivos a largo plazo, deben combinarse con:

Asesoramiento dietético → Con estrategias para un cambio de hábitos sostenibles, siempre junto a un profesional que te asesore.
Aumento de la actividad física → Siempre adaptada a las necesidades y limitaciones individuales.
Estos fármacos son una herramienta útil para tratar la obesidad crónica, pero ¿Deberían los médicos enfocarse solo en la pérdida de peso o mirar más allá?
Antes de prescribir un medicamento, debería cuestionarse cómo influirá en la actitud del paciente hacia el manejo de su peso. Podría generar una dependencia excesiva del fármaco o, peor aún, desmotivar a la persona para hacer cambios en su estilo de vida.
¿La solución mágica para perder peso? Lo siento, No existe.
Siempre buscamos soluciones rápidas, pero en el fondo sabemos que las cosas que realmente valen la pena requieren esfuerzo. Como dice el dicho: "El que quiere celeste, que le cueste".
¿Entonces, medicación sí o no?
Esa decisión debe tomarla tu médico, pero si decides iniciar el tratamiento, tienes que entender que no es un atajo fácil. Necesitas acompañarlo con hábitos alimentarios saludables y entrenamiento, especialmente de fuerza.
Si crees que será un esfuerzo de unos meses y luego podrás volver a tus antiguos hábitos, mejor ni lo intentes.
Para lograr un cambio real, necesitas modificar tu mentalidad y establecer nuevos objetivos de salud sin fecha de caducidad. El medicamento puede ayudarte a que este proceso sea más rápido, pero si cuando lo dejes no has trabajado en mejorar tu alimentación y tu actividad física, el peso volverá, y probablemente más rápido.
Y aquí viene la pregunta clave ¿Te estás preparando para un cambio real o solo buscas una solución rápida?
Porque la diferencia entre lograrlo o volver al punto de partida no está en la medicación, sino en lo que hagas con ella.
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